Suele escucharse en las calles y desde algunos sectores políticos que las elecciones PASO no definen nada. Que son una suerte de gran encuesta nacional con dinero del Estado para tener una fotografía más concreta de cara a los comicios generales, que son “los que valen”.
Sin embargo, algo cambió a partir del lunes. La nueva devaluación del peso, la consecuente suba de precios y -en algunos casos- los resultados del domingo, hicieron que se incremente la incertidumbre, la angustia y el enojo en una ciudadanía que ya no encuentra el modo llegar a fin de mes y que vive atemorizada por los niveles de inseguridad.
El psicólogo Roberto González Marchetti explicó que los seres humanos estamos expuestos a diario a distintos estresores que modifican nuestra conducta. No obstante, planteó que cuando ocurren situaciones inesperadas comenzamos a tener impulsos sin sentido, basado en el miedo y en la ira. Así fue que a partir del lunes, la sociedad salió impulsiva y desordenadamente a “protegerse” con la compra de alimentos, dólares, haciendo largas filas para cargar combustible, entre otras acciones.
“El delirio colectivo se forma por un lazo social roto, la falta de un propósito real, el miedo y la ansiedad latente, y la agresividad sin motivo. Se traduce en establecer un sesgo de atención en el foco del terror y la incertidumbre”, desarrolló el también presidente de Federación de Entidades Profesionales de Tucumán (Feput). Dijo que en ello también incide la división ideológica y la carencia de contención en la población. “La ansiedad se conecta a lo concreto, en el peligro, y en la estrategia para resistir ese peligro, debemos establecer un objetivo de supervivencia”, añadió.
Falta de lidezargo
González Marchetti indicó también que la desesperación y el individualismo que se percibe actualmente en la sociedad es una consecuencia de la falta de un liderazgo en el Gobierno, sumado a que ninguno de los candidatos presidenciables supera el 40% de aceptación.
“Más allá de la devaluación de credibilidad que tienen, el problema que se ha agudizado es que nadie da la cara. Cuando hay un desorden de lo que sea, es más que necesario actuar con responsabilidad, por más que el referente esté devaluado en su imagen. Cuando uno sabe el propósito, y más con la meta, ayuda a que la masa no entre en el desorden. No sé si antes hubo una situación donde hayan devaluado sin decir el motivo. Siempre que hubo estas medidas de ajuste alguien puso la cara y dijo cuál era el motivo”, desarrolló.
El sociólogo Raúl Arué indicó que la ansiedad o la inseguridad ya estaban presentes en la sociedad argentina por la falta de un futuro previsible, especialmente en lo económico. Y que eso se potenció desde el lunes, con la disminución de los servicios de ómnibus o que en las góndolas haya productos sin precios.
“No es algo que tenga algún tipo de control y previsibilidad. Eso crea una sensación de inseguridad. Siempre se potencia en épocas electorales porque puede haber un cambio radical de los lineamientos del gobierno de turno”, expresó.
Mirada individualista
El profesor de Sociología en la Universidad Nacional de Tucumán planteó que el resultado del domingo, que favoreció al liberal Javier Milei, genera una incertidumbre mucho más grande dado que la Argentina nunca ha tenido una gestión de ultraderecha.
“No hay un proyecto político nacional que abarque a todos. La mirada neoliberal es muy individualista, del sálvese quien pueda. Si uno quiere tener acceso a la mejor educación y salud puede hacerlo, mientras pueda pagarlo. Las protecciones sociales se pierden absolutamente todas. Los que hoy no están con esas protecciones dicen ya están en esa hace tiempo: ‘a mí el Estado no me está dando nada; incluso me pone trabas para lo que yo quiero hacer’”, dijo.
Consideró también que actualmente hay un montón de gente a la que la discusión política no la interpela y que hay una radicalización de algunas posturas, pero no la posibilidad del debate político.
Supervivencia
Según González Marchetti, para salir de estas situaciones hace falta información real. “Saber el propósito de estos cambios, tener establecido el objetivo y, finalmente, poder hablar de los que nos pasa. Para que entre todos podamos controlar nuestros impulsos, necesitamos establecer y reconstruir el lazo social a través de la solidaridad”, expresó.
Arué, por su parte, advirtió que la sociedad argentina está acostumbrada a las situaciones de incertidumbre y que va generando estrategias de supervivencia. No obstante, apuntó que en el camino se van perdiendo posibilidades, derechos y se deben restringir consumos en un contexto de gran desigualdad social. “La clase media se ajustará un poco; los más pobres tienen una situación más compleja. El problema es que las respuestas del Estado, las protecciones que decía, están muy debilitadas. Hay planes sociales, pero eso está muy debilitado y puesto en discusión”, reflexionó.